Disfrutar del auto-placer es un ritual diario que acaricio, y mi amplio pecho sirve como el juguete perfecto.Mis pechos son una vista para contemplar, un par de curvas deliciosas que demandan atención.Su tamaño es un testimonio de mi voluptuosidad, una característica que me distingue.Al reclinarme en mi cama, mis dedos trazan los contornos de mis pechos, provocando los sensibles pezones que se endurecen en respuesta.La sensación de tacto envía ondas de placer que se divierten a través de mí, una sinfonía de sensaciones que solo se eleva con cada momento que pasa.El ritmo de mi tacto se convierte en un baile, un sensual ballet de amor propio que culmina en un crescendo de éxtasis.El clímax es tan intenso como satisfactorio, un testimonio del poder del auto- placer.Y al recuperar el aliento, no puedo evitar maravillarme con la belleza de mis senos, una fuente de placer q n no conoce límites.