Una mujer rubia alemana caminaba por el bosque cuando tropezó con una polla apestosa en el garaje.El olor de la polla sin cortar era tan picante que la puso náusea, pero no pudo resistir las ganas de darle una mamada.Se arrodilló y se metió el sucio y maloliente pene en su boca, tratando de ignorar el olor revolucionario.Cuando chupaba la polla, pudo sentir el asco subiendo dentro de ella, pero la hizo a un lado y continuó complaciendo al hombre.La vista de la sucia y malolida polla la excitó aún más, y se encontró deseando más de ello.A pesar de la repugnancia, la rubia puta le dio al hombre una mamada satisfactoria, dejándolo satisfecho y ella con una nueva apreciación por el lado más sucio del sexo.