Después de un largo y agotador día, el joven necesitaba desesperadamente alivio.Llevaba horas trabajando sin parar y el estrés le estaba empezando a pasar factura.Eso cuando decidió reservar una cita con su masajista favorito.En el momento en que comenzó a trabajar su magia en los doloridos músculos, sabía que había tomado la decisión correcta.La sensación de sus manos en su piel era nada menos que celestial.Era como si todas sus preocupaciones y preocupaciones hubieran sido eliminadas por el suave toque de sus dedos.A medida que avanzaba el masaje, se hizo evidente que esto era más que una simple sesión. La tensión entre ellos era palpable, y no pasó mucho tiempo antes de que su atracción mutua se convirtiera en un encuentro apasionado.El acto de hacer el amor solo sirvió para intensificar el placer que derivaban de cada compañía, culminando en un clímax mutuamente satisfactorio.El joven dejó ese lugar con una sonrisa en su rostro, su ánimo levantado por la increíble experiencia que acababa de compartir con su masajista.