Hace poco asistí a una salvaje reunión sexual en la residencia de una renombrada prostituta de Carioca, y decir que era una experiencia inolvidable sería una subestimación.El ambiente se encargaba de la excitación y el deseo, ya que los participantes se entregaban con ansias a sus deseos carnales.A medida que se desarrollaba la noche, me encontré con el recipiente de una sesión de azotes implacables, la espalda marcada por la picadura de la fusta.Tras ese intenso encuentro, fui sometida a una brutal follada anal que me dejó respirando agitado y gimiendo en éxtasis.El clímax de esta salvaje orgía vino en forma de un alucinante placer oral, ya que un participante bien dotado embestía su enorme polla en mi ansiosa boca, enviando olas de placer deslizándose por mi cuerpo.La satisfacción fue abrumadora, y sabía que esta era una experiencia que nunca olvidaría.