Yuki Konada, una belleza japonesa con un par de senos grandes y saltarines que dejarían débil a cualquier hombre en las rodillas, se encontró en un poco de situación.Su esposo se había sentido un poco descuidado últimamente, y para poner las cosas bien erectas, Yuki decidió sorprenderlo con un calzoncillo rosado que acentuaba su ya despampanante figura.En cuanto echó un vistazo a la prenda interior de encaje, sabía que tenía que tenerla.Estaba tan excitado que no podía esperar para probarlos, y en cuanto lo hizo, dejó escapar un gemido de puro placer.Pero eso no fue el final.Yuki, siendo la amante esposa que es, decidió llevar las cosas un paso más allá.Se arrodilló y comenzó a darle placer con su boca, sus labios expertos y su lengua trabajando su magia.La vista de ella en esas bragas rosadas, junto con la sensual mamada, fue suficiente para volver salvaje de deseo a su esposo.Lo que siguió fue un revolcón apasionado entre los dos, con Yukis grandes, con tetas firmes en plena exhibición para el placer de sus maridos.