Vecino, un hombre con fetiche por el dominio, no pudo resistirse al atractivo de su vecina de al lado, Carmen Valentinas.Sus voluptuosas curvas y sus deliciosos labios eran demasiado para que él se resistiera.Al entrar en su garaje, no perdió tiempo en afirmar su dominio, ordenándole a ponerse de rodillas.Carmen, un verdadero entusiasta del sexo hardcore, obedeció ansiosamente, metiendo su enorme miembro en su boca.La vista de ella haciendo garganta profunda a su polla se estremece por su columna, alimentando aún más su deseo.Después de una tentadora mamada, tomó el control, doblándola y hundiendo su palpitante polla en sus húmedos pliegues.El garaje resonó con sus gemidos primarios mientras la estremecía por detrás. Sus poderosas embestidas la dejaron jadeando por aliento, su cuerpo temblando de placer.Pero la noche era joven, y el vecino insaciable tenía más preparado.La volteó sobre su espalda, abriendo bien sus piernas, y continuó su follada implacable.Finalmente terminó su sesión de dominación, cubriéndole la cara con su carga caliente, dejándola en un estado de agotamiento dichoso.