Siempre he tenido una cosa por las latinas curvilíneas, y esta no decepcionaba.Era una vista para los ojos doloridos, con su voluptuosa figura y los ojos oscuros y ardientes.Tenía la merienda de complacerme, y sabía exactamente lo que quería.Me tomó su tiempo, provocando y tentando mi gran verga negra, chupándola con tanto entusiasmo que casi me volvía salvaje.Sus labios eran hábiles, y su lengua lo era aún más, trabajando magia en mi miembro palpitante.Lo tomó profundamente, casi hasta el fondo, sus ojos se llenaban de lujuria y deseo.Podía sentir su garganta contrayéndose a mi alrededor, sus manos acariciaban suavemente mi longitud.Era un verdadero conocedor de la gran verga negro, y saboreaba cada momento de ello.Y cuando finalmente llegué a mi clímax, no dudó, metiéndosela toda, tragando cada gota de mi esencia.Era el final perfecto para una mamada perfecta.