Mientras me sentaba cómodamente en el autobús, mi mano comenzó a deambular sobre mi pantalón abultado.Sin saberlo yo, un caballero bien vestido por el pasillo estaba tomando nota de mi auto-placer.Intrigado por su observación, decidió unirse a la diversión, su propia excitación crecía mientras me miraba.La emoción de ser atrapado, la prisa del ambiente público, y el encanto de la inesperada compañía encendieron una pasión ardiente dentro de ambos.El viaje se convirtió en un juego de gato y ratón, un baile de seducción y deseo.Nos turnamos para darnos placer, nuestros gemidos resonaban a través del autobún vacío.El sabor del otro, la sensación de nuestros cuerpos entrelazados, era más de lo que podríamos haber imaginado nunca.El placer fue intenso, el orgasmo, explosivo.Como finalmente el autobuje llegó a detenerse, nos separamos, nuestro secreto encerrado en los confines de ese paseo en autobuje.Un recuerdo de pasión y deseo, un sabor del prohibido, un momento de éxtasis puro.