En medio de la rutina mundana de una reunión de trabajo virtual, las insaciables ganas de placer de mis esposas se apoderaron.Su coño se convirtió en un paraíso pantanoso, anhelando atención.Mientras entraba, su humedad era evidente en las sábanas, una clara indicación de su intensa excitación.Incapaz de resistirme, caí a mis rodillas, cediendo con ansias a su húmedo néctar.Sus gemidos llenaron la habitación mientras yo la complacía con mi lengua, llevándola a lo salvaje de placer.La vista de ella, agachada, su culo apretado y su coño húmedo en plena exhibición, fue suficiente para encender mi propio deseo.Rápidamente despojé mi ropa, mi polla palpitante lista para reclamar sus empapadas profundidades.La tomé de espaldas, mis rítmicas embestidas enviando olas de éxtasis a través de su cuerpo.Sus gritos de placer resonaron por la habitación, un testimonio de la intensidad de nuestra pasión.Esto no fue solo una reunión de obras, sino un testimonio de las crudas, sin filtros lujurias que existen entre un marido y su insaciable esposa en plena exibición.