En el dormitorio con poca luz, los seductores Amaris se encontraban enredados en un encuentro inesperado.A medida que las luces parpadeaban, descubrió una figura desconocida acechando entre las sombras.A pesar del miedo inicial, se sorprendió por la vista del intruso de ébano, con los ojos encerrados en cada movimiento de ella.Empezó a emitir una serie de instrucciones tentadoras, mandándole acariciar su culo suave y firme.Amaris, excitada por los comandos audaces de los extraños, obedeció, sus dedos trazando las curvas de su voluptuoso derriere.A medidaque la habitación se hacía más oscura, su pareja continuaba dictando cada movimiento, su voz se profundizaba con el deseo. La mandó a abrir las piernas dejando ver su delicioso monte asiático hacia él.Incapaz de resistirse, ella obligó, invitando a su lengua a explorar sus profundidades.El extraño, impulsado por la lujuria, la devoró con fervor, su hábil lengua enviando oleadas de placer a través de su cuerpo.Mientras la habitación se hundía en la oscuridad, su apasionado encuentro continuaba, sus gemidos resonando por la vacía casa.