Después de descubrir a mi pareja infiel, fui consumida por un ardiente deseo.Cuando llegó el repartidor, fui vencida con lujuria y devoré ansiosamente su suculento miembro.Luego, agachada me rindí a sus implacables embestidas, saboreando cada momento de nuestro apasionado encuentro.Se hundió profundamente en mi anhelante abrazo, encendiendo un intenso placer que me dejó en un estado de felicidad.Nuestro fervor era palpable mientras exploraba cada centímetro de mi ser, sin dejar parte intacta.El clímax era una liberación eufórica, un testimonio de nuestra pasión insaciable.Esto no fue solo un acto de venganza, sino una celebración de mi libertad y deseo.