Después de una abundante comida, el estómago de la gordita estaba lleno y sus ganas de placer habían crecido.Su esposo, ansioso por complacer, le ofreció la lengua en su zona más íntima.La sensación fue intensa, provocando que gimiera en éxtasis mientras lamía hábilmente su clítoris hinchado.El esposo, sintiendo el calor entre sus muslos, fue impulsado por una necesidad primaria de probarla.Su lengua se adentró más profundamente, explorando cada centímetro de sus húmedos pliegues.La vista de ella se extendió mucho ante él, su placer se escribía grande en su cara, solo alimentó su deseo.Siguió lamiéndola, su lengua trabajaba en un ritmo que combinaba con sus gemidos.La habitación estaba llena de los sonidos de su placer, sus cuerpos moviéndose en perfecta armonía.El marido, perdido en el sabor de su esposa, sabía que esto era solo el comienzo de su nueva pasión.Su aventura de cornudo acababa de comenzar, y estaban listos para explorar cada centímetrode sus deseos demás.