Después de una noche agitada de hinchazón, me encontré en una posición bastante comprometedora.Al tropezar con mi sitio de amigos, el encanto de sus divinas prendas íntimas se volvió irresistible.En un estado de lujuria borracha, no pude resistir las ganas de deslizarlos y sentir su suavidad sedosa contra mi piel.Cuando comencé a darme placer, el aroma embriagante de su hombría impregnaba la habitación, amplificando mi excitación.Mi mano se deslizó sobre mi miembro palpitante, acariciándolo con fervor mientras me balanceaba en el borde del éxtasis.Con un gruñido gutural, liberé un torrente de semen cálido y pegajoso por todas sus preciosas bragas.La vista de mi semen manchando sus prendas interiores fue suficiente para enviarme a un estado eufórico.El sabor de la leche fresca seguía persistiendo en mis labios, agregando una capa extra de decadencia a la experiencia.La visión de mi leche en esas bragas, un testimonio de mi lujuria desenfrenada, me dejó completamente satisfecha.