Después de un largo y agotador día, dos jóvenes decidieron desenrollarse y soltar algo de vapor.Habían sido amigas por un tiempo, y compartieron una profunda conexión que solo las mujeres podían entender.Ambas eran insaciables cuando se trataba de placer, y sabían que podían encontrarlo en cada uno de los brazos.Cuando se tumbaron en el sofá, sus cuerpos se entrelazaron, comenzaron a explorarse piel suave, sus dedos rastreaban delicados patrones de deseo.Sus manos se abrieron camino hacia las áreas más íntimas del otro, los dedos bailaban sobre sus pliegues húmedos.La habitación se llenó de gemidos suaves y besos suaves, sus lenguas se saboreaban la dulzura del otro.Sus cuerpos se movían en sincronía, sus respiraciones se volvían furiosas mientras subían la escalera del éxtasis.El clímax era explosivo, sus cuerpoes se convulsionaban en olas de placer.Se recostaron allí, gastaron y satisfechas, suscuerpos todavía zumbando con las réplicas de sus orgasmos compartidos.