Después de un largo y agotador día de trabajo, el hombre decidió complacer a su esposa.Ella era una verdadera zorra que no amaba nada más que ser complacida por su marido.Él sabía exactamente cómo volverla loca y hacerla correrse como ninguna otra.Empezó besando sus muslos, luego subió a su dulce coño.Se lo lamió lentamente, saboreando cada gusto, hasta que la sintió gemir de placer.Sabía que ella estaba a punto de correrse y quería comerle el coño hasta que lo hiciera.Lamió el clítoris, haciéndola retorcer de placer, hasta que finalmente llegó, corriéndose fuerte en toda su cara.¡Qué afortunado hombre!Acabó de darle a su esposa el mejor cunnilingus de su vida y la hizo correrse como nunca antes lo había hecho.