Kendales, la madrastra, lleva un tiempo mirando los nuevos pañuelos y no se corta por mostrar su interés.Ella siempre lo provoca, pidiéndole que le toque el cabello y coqueteando con él.Hoy lo lleva un paso más allá y lo invita a su casa, solo los dos.Ella se sorprendió por él - quiere sentir sus pañuelitos por todo el cuerpo.Kendales está más que feliz de complacer, y él comienza dándole un masaje sensual, sus manos recorriendo sus curvas deliciosas.Pronto, las cosas se calientan y ella se inclina, lista para que él la tome por detrás.Le da exactamente lo que ha estado deseando - una follada dura y profunda que la tiene gimiendo de placer.Después de un viaje salvaje, ella ansiosamente chupa su polla palpitante, dejándolo completamente satisfecho.Esta madrasta sabe cómo manejar su negocio, y Kendales está mas que dispuesto a dejar que ella la deje.