El sol de la mañana me acariciaba suavemente los ojos dormidos, y mi mano instintivamente se abrió camino a mi suave e invitante coño.Estaba perdida en mi propio placer cuando mi novio se tropezó en la habitación, con los ojos entreabiertos sorprendidos al verme darme placer.Pero en vez de regañarme se unió con ansias, con los dedos explorando cada centímetro de mi coño, haciéndome gemir de placer.Mientras yo me recostaba allí, desnudo y vulnerable, se lo tomó para continuar donde lo había dejado, con sus dedos bailando sobre mi sensible piel hasta suplicarle que me follara.Su polla se deslizó en mí, llenándome de una satisfactoria sensación que me dejó retorciéndose en éxtasis.Me folló duro y rápido, sus movimientos perfectamente cronometrados para enviarme en espiral hacia un orgasmo que me dejaba sin aliento y satisfecho.