Después de una larga pausa, me reconecté con mi viejo amigo universitario, y la nostalgia de nuestras pasadas escapadas sexuales nos llevó a explorar nuevos territorios de placer.Él hundió ansiosamente su miembro palpitante en mi apretada puerta trasera, encendiendo un impulso primario dentro de mí.Sus manos experimentadas provocaron y acariciaron mi firme dolor, mientras sus dedos bailaban en mi sensible piel, volviéndome loca.El ritmo de nuestro amor fue intenso, nuestros cuerpos se entrelazaron en un baile tan antiguo como el tiempo.Sus poderosos golpes enviaron ondas de éxtasis a través de mí, cada embestida más profunda que la última, estirando mis límites y empujándome a nuevas alturas de placeres.La vista de su grueso eje desapareciendo en mi invitante culo era un espectáculo para contemplar, un testimonio de nuestra pasión compartida y deseo insaciable.Nuestra sesión terminó con una liberación mutua, dejándonos a ambos satisfechos y anhelando más.