Después de un duro día de trabajo, nada apaga la sed como una cara fresca e inocente.La vista de su pureza es un burlón tentador que solo sirve para alimentar el deseo ardiente.Con una polla tan dura como una roca, lo único que saciará estas ganas primarias es liberar la caliente y pegajosa carga justo en esa cara inocente, la anticipación se va acercando, su aliento caliente en su piel, su polla palpitando con anticipación.El momento de liberación es un clímax de placer, el caliente semen se esparce por su cara, un testimonio de su virilidad y su inocencia.La vista cubierta en su esencia es un espectáculo para contemplar, un final perfecto para un día perfecto.Este es un cuento de lujuria y deseo, una celebración del crudo y primario poder de una semilla de hombre.Un imprescindible para aquellos que aprecian una buena corrida y una bonita cara.