En una pequeña oficina escondida en un garaje, una joven adolescente de 18-19 años se encontraba trabajando duro cuando fue interrumpida bruscamente por un visitante inesperado: un ladrón.El intruso la dominó rápidamente, sus manos explorando su pequeño marco, sus dedos trazando sus curvas.Sin poder liberarse, la pobre chica solo pudo atragantarse y ahogarse por sí misma mientras el ladrón continuaba implacablemente sus duros avances.La situación dio un giro siniestro cuando el ladron, con una sonrisa diabólica, decidió castigar a la pobre chica aún más.Empezó a manejarla brusco, sus manos acariciando su cuerpo de las maneras más desagradables. La chica, pese a su juventud e inocencia, se encontró incapaz de resistir las ganas primordiales de correrse por su cuerpo.El encuentro la dejó sin aliento, tanto por el intenso encuentro como por el áspero tratamiento al que había sido sometida.La chica traumatizada quedó en la oficina, sola con sus pensamientos y el recuerdo de la desgarradora experiencia.Pero a medida que se tumbaba allí, una extraña sensación de excitación comenzó a adelantarla, un testimonio de la pasión cruda y sin filtros que acababa de desarrollarse.