Después de un agotador entrenamiento, la joven hijastra decidió refrescarse con su padrastro.Cuando comenzaron a estirarse, el aire entre ellos se hizo cargado de una tensión sexual innegable.El padrastro, sin poder resistirse al atractivo de la jovencita, sugirió que jugaran papeles como padre e hija para un cambio.La chica, siendo una gran fanática de su padrafo, estaba más que dispuesta a darse placer con esta fantasía tabú.El padastro, un verdadero experto en el arte de la seducción, comenzó a explorar el cuerpo de la chica con sus manos habilidosas, enviando estremecimientos hacia su columna vertebral.Lentamente guió sus manos a su miembro palpitante, mirando cómo ella lo llevaba ansiosamente a su boca. Bastó la vista para volver salvaje a cualquier hombre, pero el padrastro distaba mucho de estar terminado.Levantó a la chica sobre la mesa, abriendo bien sus piernas.Con una sonrisa diabólica, se hundió en ella, reclamándola como propia.La habitación resonó con sus gemidos, testimonio de su intenso deseo.Este fue un encuentro prohibido que dejaría una marca indeleble en ambos.