Después de un acalorado día de depravación, me vi sola con mi amiga cercana.La tensión se había ido acumulando todo el día y era el momento de dejarlo todo.No pude resistir las ganas de ver su prístina media blanca, una vista que siempre me puso en marcha.Después de poco me bajé el cierre del pantalón, dejando al descubierto mi palpitante miembro, deseoso de ser liberado.Sus ojos se abrieron de anticipación cuando comencé a acariciarme la polla, cada movimiento me acercaba al borde.Con un agarre final, solté un torrente de semen caliente y pegajoso sobre todas sus delicadas bragas, dejándola en un estado de shock y excitación.La vista de mi semen escurriendo por la tela de sus prendas interiores fue suficiente para enviarme a otra ronda de intenso placer.Fue un momento de puro éxtasis, un testimonio de nuestra amistad y un secreto que solo sabíamos.