La ayudante de posaderos, sintiéndose sola y necesitada tanto de una mascota como de un amante, busca consuelo en compañía de sus clientes.Un día, entra un hombre, ofreciendo sus servicios para ayudarla a limpiar la posada.Ella acepta ansiosa, esperando satisfacer sus deseos.Cuando comienza a limpiar, deja caer su plumero, dejando ver su amplio pecho.El hombre no puede resistirse a su encanto y solicita una mamada.Obliga voluntariamente, dándole habilidosamente placer con su boca.Su pasión aumenta, lo que lleva a un acalorado encuentro en el sofá.Se involucran en una apasionada posición del misionero, con el hombre llevándola desde atrás y posiciones laterales, todo mientras sus novias están fuera.El intenso placer lleva a un clímax explosivo, con él eyaculando en su cara y en su boca.Este encuentro la deja satisfecha, tanto en su trabajo como en su vida personal.