Ana Rothbards anhelaba una noche salvaje de pasión, por lo que invitó a tres amigos íntimos a casa.El aire se cierne de anticipación mientras todos se desnudaban, sus cuerpos se brillaban bajo la luz suave.De espaldas a ellos, Ana se daba placer sensual, sus dedos explorando sus pliegues húmedos.Sus amigas se unían con ansias, sus lenguas trazaban sus curvas, sus manos se adentraban en sus profundidades.La habitación reverberaba de gemidos mientras tomaban turnos para deslumbrarla.Uno a uno, la embestían, su ritmo hacía juego con el de los suyos.Un amiga se acostó en el sofá, sus piernas se abrieron de par en par, mientras Ana la devoraba con hambre.La velada culminó en un clímax, su placer resonando por la habitación, dejándolos a todos gastados y satisfechos.